La fatiga laboral es un problema grave que puede tener consecuencias perjudiciales, tanto para la salud de los trabajadores como para las finanzas de las empresas. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) advierte que, si no se atiende, la fatiga puede volverse crónica, manifestándose en irritabilidad, depresión, falta de energía, dolor de cabeza, mareos, insomnio y más.
Según el Workforce Institute de UKG, la fatiga laboral puede asociarse con accidentes y dificultad para concentrarse, lo que puede resultar en pérdidas significativas para las empresas. Diversas fuentes señalan que un empleador con 1,000 trabajadores puede perder hasta 1 millón de dólares al año debido a problemas relacionados con la fatiga; el 78% de esta pérdida asociada al presentismo.
Las personas que trabajan en turnos nocturnos y horarios atípicos son las más susceptibles a la fatiga laboral. El Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) de Estados Unidos compara estar despierto durante 17 horas seguidas con tener una concentración de alcohol en la sangre del 0.5%, equivalente a beber dos cervezas.
Es esencial abordar la fatiga laboral mediante descanso, pausas y la posibilidad de alternar el trabajo con tareas de menor carga mental. Las condiciones laborales, como el diseño del puesto, las cargas de trabajo y los horarios, desempeñan un papel importante en la fatiga laboral y deben ser consideradas en la prevención.
La fatiga laboral no solo afecta el ámbito laboral, sino que también es una preocupación de salud y seguridad pública, ya que trabajadores fatigados pueden representar un riesgo al conducir en carreteras públicas. Es un problema reversible si se toman medidas a tiempo para abordarlo.
Fuente: El Economista